lunes, 12 de septiembre de 2011

¡UNA VEZ TENÍA QUE SER!


¡Muy buenas! Ya hacía tiempo que no quedábamos por aquí. Pues nada, ya se sabe, que si cambio de ocupación, que si el maravilloso y soleado verano, que si la pereza de sentarse delante de la pantalla para escribir algo que pueda llegar a ser interesante… El caso es que han pasado casi cuatro meses desde que vine a esta plaza, que me senté en uno de sus bancos. Y ahora, esos cien diez después, cumplidos con creces, he decidido pasearme otra vez por estos jardines.

                No hace ni apenas diez minutos que un amigo (sin comillas) me ha advertido de la necesidad de actualizar el blog para, de ese modo, evitar que lo desactiven. Y la verdad, como no me apetece nada que desaparezca una herramienta con la que conseguí decir mucho de lo que quería decir, en una época personal difícil; y como me parecería del todo injusto no cumplir con todos aquellos que, con sus visitas, hicieron del blog lo que ha sido… pues he decidido evitar que pueda desaparecer algo tan insignificante en calidad, pero tan importante a la hora de sentirse querido.

                No será esta la entrada al blog que encumbre al mismo. Pero si será esta, la entrada que garantice, aun cuando sin compromisos de calendario, que no tengo ninguna intención de dejar de opinar acerca de aquello que considere importante y oportuno; guste a quien guste, y moleste a quien moleste. Eso sí, como norma de la casa, con ironía, sarcasmo, pero sobre todo sin dar lugar a que, mediocres que todos conocemos, tenga la oportunidad, de tacharlo, de tacharme,  de irreverente.

                No es buena época para tratar determinados temas, desde mi punto de vista, pero si lo es para aportar lo que buenamente pueda en ciertas cuestiones que entre unos y otros, creo estar percibiendo, han decidido utilizar, únicamente, para ver quien de todos es, era o será el peor. Y estoy hablando de gestión política municipal.

                Tampoco, espero, caer en este periodo de mi vida en lo que, a buen seguro, más de uno está esperando que ocurra: la crítica airada y partidaria hacia mis “enemigos políticos”. ¡Pues va a ser que no! En política, a día de hoy solo me acuerdo de los amigos, de un lado o de otro. De los “enemigos” no es preciso que me acuerde yo, ya bastante se acuerdan ellos a diario, todavía, de mí.

                Pues nada, al igual que hice ya hace seis o siete meses, que esta entrada sirva de presentación de una nueva época de maltrato a la literatura y de exposición de sentimientos y opiniones, mis opiniones. Las mías, de ningún colectivo o partido político. Las mías.

                Dicho esto, y para concluir decir lo que mis amigos de Facebook ya saben: aquí, en la gestión municipal y control de la misma, hay más de uno que me temo está escupiendo contra el viento. Y cuando se escupe contra el viento, ya se sabe quién se mancha.

                ¡Poco más por hoy! Bueno sí. Ser político profesional no solo es cobrar por la actividad desarrollada, que por supuesto hay que cobrar. Es enterarse, por lo menos, de por qué a final de mes, todos los ciudadanos tienen a bien depositar en tu cuenta corriente un dinero que de sus bolsillos sale y al bolsillo del “profesional” va. Es saber, por lo menos, dónde está la puerta de entrada del ayuntamiento y, quizá pidiendo demasiado, hasta saber que lo que menos le importa al ciudadano es lo guapo que sales en las ruedas de prensa. Al ciudadano, en el fondo, y desde mi experiencia personal, no le importa que cobren los políticos, le importa si se ganan lo que cobran. Y con esto doy, por mi parte, por zanjado el tema salarial, que ya otros lo tienen como hoja de ruta para esta legislatura y la verdad, ¡allá ellos! ¡Con la de cosas que ya se podían estar discutiendo y que se podían haber discutido! Pero bueno, a lo mejor con la edad no me he dado cuenta que la ciudadanía evoluciona y ahora lo que reclama es saber a qué hora y con qué facilidades cuentan las autoridades municipales a la hora de ¡miccionar! 

                Lo dicho, por aquí nos veremos de vez en cuando. Hasta pronto. Y antes de abandonar esta plaza, un fuerte abrazo a todos los que estuvisteis para hacer de este blog algo interesante y muchas gracias a los que volváis a pasearos por estos jardines.

Ramón Martínez Piqueres