La fauna salvaje es apasionante. Además si llevamos a cabo una mirada en profundidad nos daremos cuenta de las sorpresas comparativas existentes entre lo que ocurre en la fauna de la jungla africana y otra fauna más cercana y no menos exótica; pero menos salvaje. Vamos a intentar profundizar en alguna de las especies que nos acercan a la naturaleza y que muestran a las claras las similitudes entre los dos ambientes descritos.
Los elefantes son los mamíferos terrestres más grandes en la actualidad (¡esto de momento no tiene por qué guardar relación alguna con ninguna otra modalidad “faúnica”!). Son enromes, de apariencia tosca, de voz tenebrosa y algo torpes en sus movimientos. No se caracterizan precisamente por su grácil apariencia y tampoco por su exquisita presencia. Se dice de los elefantes que cuando tienen un objetivo por delante y arrancan su embestida no les importa arramblar con todo lo que se ponga en su camino, mismo si son sus propios congéneres; incluso a veces arramblan con "sus crías", las que se criaron a su sombra, los que hasta hace días bebían de sus pechos. Y también se dice que, a pesar del famoso dicho popular, estos animales muestran escasa capacidad memorística. Salvo para lo que les conviene. Bueno esto no lo tengo claro, pero si esto fuera un artículo metafórico... ¡Vaya qué sí!
Y es que estos "animalitos" dan para mucho. También se suele utilizar la expresión: "entrar cual elefante en cacharrería", para referirse a lo nocivo o destructivo que puede ser la llegada o irrupción de alguien en algún lugar. ¡Vamos, cuando un@ entra por sus fueros y por los de su amigo Paqui-dermo, y qué le den a lo que había en la tienda!
Hablando de elefantes, hay opiniones para todos los gustos a propósito del mítico cementerio de elefantes. Muchos niegan la existencia de este lugar como un sitio único, situado en África y donde la creencia hacía pensar que allí iban a morir todos los elefantes del mundo; creencia inspirada en la existencia de un gran tesoro compuesto por millones de cuernos de marfil. Otros piensan, también es cierto que se ha podido comprobar, que en las cercanías de los ríos se suelen concentrar osamentas de varios ejemplares de estos enormes mastodontes, lo que determinaría que es la ribera de estas corrientes la que hace la función de necrópolis paquidérmica (este no es el caso del rio Vinalopó, donde no cabe, ¡ni el propio rio!). Algunos dicen que los elefantes, después de una longevidad notable y de haber vivido a muchos kilómetros del lugar donde iniciaron su andadura, a la hora de fenecer, retoman el camino de regreso para acabar su dilatada vida en su cementerio particular, cerca de su lugar de origen. Al parecer hay paquidermos a los que por si solos les cuesta encontrar el camino de vuelta, la senda de los enormes mamíferos terrestres; en cuyo caso ya hay otra enorme trompa (morro, jeta, rostro…) jerárquicamente más alta que los guía en su retorno al lugar de origen, a la que ha de ser su última morada. Incluso parece haber constancia de que se encarga de acompañarlos hasta que mueren, y parece probado que hasta los velan (¡supongo que para asegurarse que no se vuelven a levantar!). No sé cuál de todas ellas será la versión buena, pero extrapolándolo a otros animales y otras actividades, me quedo con la última.
¡Bueno, aunque la versión de un cementerio único, si en vez de en África, se localiza en Estrasburgo o en Bruselas, también me puede caber!
Lo que determina que si uno se para a pensar, no hace falta mucha imaginación, rápidamente ve las similitudes que hay entre el mundo de los paquidermos y otros mundos más humanos y "civilizados".
En otra ocasión continuaremos con estas pinceladas de la naturaleza salvaje tratando el tema de "los carroñeros"; tema éste muy adecuado y acorde por lo fácil, al igual que el tratado hoy, de entender si comparamos su comportamiento al de otros "animalitos" cuya principal virtud, en algunos casos la única, es la bipedestación. Hablaremos de como primero una alimaña caza su pieza y como estas "maravillosas" criaturas necrófagas permanecen al acecho, “amagades als Camps”, para obtener su recompensa sin arriesgarse y sin ofender al cazador.
¡Qué maravilloso mundo el de la naturaleza salvaje!