jueves, 7 de febrero de 2013

EL BLOG INDULTADO

La verdad es que ya llevaba tiempo dilucidando si estoquear al blog o indultarlo. Y en los últimos días he decidido que, qué mal me había hecho a mí el pobre blog, como para que, cual asesino despiadado, me lo cargara. Resolviendo la divagación, ninguno. Luego no había motivo para eliminarlo.

            Y si no había motivo para su eliminación, había que buscarle motivo para su supervivencia. Para que justificase, al menos ante mí, el por qué de su existencia. Y en estas he estado estas semanas de atrás. Al final, todo resuelto: el blog se queda, yo lo intento alimentar, que para eso lo traje a este mundo virtual, y quién quiera verlo... pues eso, que pase y lo vea.

            ¡Eso sí! Tenía claro que era necesario que tanto él, en su afán de supervivencia, como yo, en mi afán de no exterminio y manutención, las cosas debían ser distintas. Y desde ya cambian.

            El blog se ha comprometido a seguir publicando, dócilmente, lo que yo en él determine que se ha de publicar. Y yo me he comprometido a publicar en él, sin periodicidad marcada, aquello que más me interesa en el momento actual. En estos momentos. Hoy. Artículos relacionados con mi actividad profesional y con mi actividad personal, humana (¡creo que tengo!). ¡Mañana (sentido figurado), ya veremos!

            Supongo que desde este renglón ya habré perdido a varias decenas de seguidores (o sea, ¡la práctica totalidad! ¡Es qué no creo que tuviera centenares!). Todos aquellos que leían cada aparición del pobre blog en espera de que pusiera a parir al rival político de turno, siempre y cuando no fuera de su cuerda. Aquellos que necesitaban de aliento para exhalar a la cara de otro su visceral odio hacía lo que no era “suyo”. Todos aquellos, en resumen, que solo pretendían un asidero para que su constante crítica sectaria fuera más llevadera. Pues nada, ¡qué lo siento! Que he acordado con el blog, que todos esos lo hacen mejor que nosotros dos, y que para ellos esa labor.

            Me cansé hace algún tiempo, como algunos de mis allegados saben, de tener entrada para todos los partidos entre partidos, y las particiones de estos;  y para todas las peleas entre peleadores, y combates entre combatientes. Me cansé hace tiempo de “iluminados”, “salvapatrias”, “abrazafarolas”, diplomáticos “borderline” con la hipocresía, hipócritas y por supuesto de “indignados de bote”. Y quizá me cansé porque me cansé de verme reflejado, tiempo atrás, ahora y quién sabe si también tiempo adelante, en todos ellos. Da igual, el caso es que me cansé. Y para intentar no cansar a tan sublime “casta”, he pactado con el blog (en la medida de lo posible, ¡¡¡eso sí!!!) dejar ese terreno a los que entienden, disfrutan y abusan de él. A buen seguro que esta “Noblurguesía proletarizada” a la que aludo, me perdonará la osadía, continuará con sus minutillos de gloria y por supuesto sabrá disculpar mi salida de escena.

            Y entrando en materia, y en aras de empezar desde pronto a cumplir con mi blog y con nuestros nuevos propósitos, me vais a permitir que empiece por deciros que desde hace un mes y poco venimos desarrollando un plan terapéutico nuevo en nuestro centro. Un plan que pretende ahondar, todavía más, en la recuperación funcional máxima de los pacientes con daño cerebral sobrevenido (DCS).

Y en este campo es en el que espero, dependiendo de la disponibilidad, poder abundar a partir de ahora en mis apariciones en el blog. Es de desear que al menos queden tres o cuatro seguidores para poder justificar el indulto del blog y mi dedicación a su nutrición. Pero bueno, eso el tiempo lo dirá.

Pues nada, aquí empieza una nueva etapa en este rincón de la red. Pero, ya os digo, tampoco descarto a pies juntillas algún ramalazo de opinión. Al fin y al cabo siempre viene bien decir lo que se piensa. Si no lo hacemos los de a pie, ¡quién lo va a hacer si no!

P.D. Que nadie pretenda establecer perversas conexiones entre el Daño Cerebral Sobrevenido y ninguna otra cosa. La estulticia, la locura y otras patologías nada, o casi nada, tienen que ver con la neurología. O lo que es lo mismo que, a parte de la idotez que uno alberga, ya no me ocupo (¡salvedad hecha en temas futbolísticos!).