jueves, 23 de mayo de 2013

Y DESPUÉS DE UN ICTUS, ¿QUÉ?

Cada vez más, el ictus es un evento clínico  con el que estamos más relacionados en nuestro día a día. Y el tratamiento y posterior recuperación de las secuelas es cada vez más importante; por la relevancia cuantitativa y cualitativa que tanto uno, el tratamiento, como otra, la recuperación, tienen a la hora de restablecer la sanidad de los pacientes afectos por el mismo.

            Desde hace algún tiempo se ha comprendido la importancia de la actuación precoz, lo más inmediata posible, tras un posible ictus y la importancia de la rehabilitación integral y multidisciplinar de las secuelas del mismo. Hecho este último que queda claramente demostrado en las personas que han recibido tratamientos en centros especializados a tal fin, y que viene avalado por estudios como el publicado a principios de este año en el European Journal or Neurology[1]. Esto es un hecho y cada vez debemos de hacer mayor hincapié en hacer ver a la sociedad científica y terapéutica de la importancia de atender a los pacientes post-ictus, en su fase subaguda, en centros debidamente especializados y equipados a tal fin.

            Pero ahora debemos de empezar a preocuparnos de ir un poco más allá. Y es que el día después de que el paciente sale de un centro de rehabilitación integral de las secuelas post-ictus, todavía es importantísimo su seguimiento, control y sobre todo su mantenimiento y continua revisión de que lo recuperado no entra en fase de regresión. Hay que ir hasta la máxima recuperación funcional posible del paciente y su restablecimiento a la sociedad y, por qué no, al mundo laboral, en las más y mejores condiciones posibles.

            Según una encuesta llevada a cabo en el Reino Unido[2],  sobre 2.700 pacientes que sufrieron ictus y realizaron tratamiento rehabilitador, a la finalización del mismo, y una vez fuera de todo programa de atención específica, el 50% refirió haber sufrido ansiedad, y un 66% depresión.
            Junto con esto y atendiendo a un estudio llevado a cabo en EEUU[3], sobre una población de 1,3 millones (En Cincinnati y Kentucky del norte, en mayores de 20 años y desde 1993 hasta 2005) de personas que fueron seguidas, se comprobó un incremento del número cuantitativo de ictus y, sobre todo un importante incremento del porcentaje de ictus ocurridos en menores de 55 años. Pasando de representar un 13% del total en 1993 a un 19% en el año 2005. Es decir un claro aumento del porcentaje de personas jóvenes que se van viendo afectada, año tras año.

            Todo esto nos debe hacer pensar en la importancia que tiene la recuperación de las secuelas de un ictus y en como no se puede dejar a los pacientes tras la primera fase de reparación: la física y de estabilización de estado clínico. Hay que ahondar más en el retorno del paciente a la actividad social y laboral.

            Y en esa línea va el programa desarrollado en el Centro de Rehabilitación Integral Casaverde. Un programa creado desde la Fundación Casaverde e ideado para conseguir “esa máxima recuperación funcional posible del paciente”.

            Este Programa de Reinserción Socio-Laboral del paciente está pensado precisamente para reducir el estrés que sufre el paciente al verse abocado con sus secuelas, solo con el apoyo de la familia más cercana (hay casos en que ni siquiera existe esa familia), a una sociedad que todavía no está preparada al cien por cien para recibir a estos pacientes (falta de accesos habilitados, soportes físicos adecuados...). Y para reducir la ansiedad y depresión de estos pacientes al encontrarse de frente la realidad de sus secuelas, una cargadísima agenda médica difícilmente gestionable por ellos solos, llena de interconsultas especializadas, y un punto y final de su recuperación.

            Teniendo en cuenta el dato del aumento del porcentaje de pacientes con ictus, menores de 55 años, en los últimos años, no es difícil entender que la discapacidad y su carga en materia de pensiones es altísima. Por lo que es preciso, además de la prevención de factores de riesgo cardiovascular y de eventos cerebro vasculares, profundizar en todas aquellas acciones que nos lleven a reducir costes y, sobre todo, a reincorporar a la sociedad a esos pacientes en condiciones óptimas[4].

            Hagámonos una pregunta ¿acaso no hay muchos pacientes post-ictus que con un adecuado programa de rehabilitación integral, y un seguimiento y profundización tras la fase subaguda no podrían haber vuelto a ocupar un puesto de trabajo? Permítanme que responda: sí. Y con tan solo cinco meses de vida del programa puesto en marcha por la Fundación Casaverde y desarrollado en el Centro de Rehabilitación Casverde Mutxamel ya tenemos ejemplo de ello. Evidentemente con la colaboración de las organizaciones oportunas a tal efecto.

            En resumen, todas estas cuestiones deben de hacernos plantear un tratamiento integral, personalizado e intenso de los pacientes ictus, desde el inicio del protocolo ictus hasta alcanzar su máxima recuperación funcional para su reincorporación a la realidad socio-laboral de su entorno.

            Estas cuestiones trazan un importante ahorro en gasto socio-sanitario, tanto la prevención de factores de riesgo como la adecuada, integral y prolongada recuperación del paciente. Pero, siendo esto importante, lo más importante que logran estos programas es la reducción de sufrimiento en los pacientes y en sus familiares tras un ictus. Así como la esperanza de que muchos de ellos puedan retomar funciones que, dadas las edades de las que hablamos, son fundamentales para su estabilidad emocional, familiar y personal.
            Tal como dijo recientemente el Dr. Clare Walton[5], "Una apoplejía ocurre en un instante, pero su efecto puede durar toda la vida, dejando a muchos con discapacidades severas a largo plazo”.

            En nuestras manos tenemos los medios para que esto no sea siempre así. Nuestra obligación, ponerlos a funcionar.

Ramón Martínez Piqueres
Coordinador médico del C.R.I. CASAVERDE



[1] From the aNational Institutes of Health, Mark O. Hatfield Clinical Research Center, Rehabilitation Medicine Department, Bethesda, MD; bKaiser
Foundation Rehabilitation Center, Vallejo, CA; cBoston University Medical Campus, School of Public Health, Health & Disability Research
Institute, Boston, MA; dDivision of Research, The Permanente Medical Group, Kaiser Permanente Northern California, Oakland, CA; and eKaiser
Permanente Capital Service Area, Sacramento, CA.
[2] Por la “Stroke Association UK”. Comentada por su presidente ejecutivo Jhon Barrick.
[3] Publicado por la BBC, en base al informe del informe Dr Brett Kissela, responsable del estudio.
[4] El daño cerebral causado por ictus es la principal causa de discapacidad en adultos en el Reino Unido. Al año hay 152.000 personas afectadas
[5] De la “Stroke Association UK”.